Aceptémoslo, el estilo de vida que conocíamos no va a volver nunca.
Corría el año 1873. Y el Rey Amadeo de Saboya -y no, no me hagáis la rima, que nos conocemos- decide abdicar. Ecco el porqué:
“Conozco que me engañó mi buen deseo. Dos años largos ha que ciño la corona de España, y la España vive en constante lucha, viendo cada más lejana la era de paz y de ventura que tan ardientemente anhelo. Si fuesen extranjeros los enemigos de su dicha, entonces, al frente de estos soldados tan valientes como sufridos, sería el primero en combatiros; pero todos los qué con la espada, con la pluma, con la palabra agravan y perpetúan los males dé la nación son españoles, todos, invocan el dulce nombre de la patria, todos pelean y se agitan por su bien; y entre el fragor del combate, entre el confuso, atronador y contradictorio clamor de los partidos, entre tantas y tan opuestas manifestaciones de la opinión pública, es imposible atinar cual es la verdadera, y más imposible todavía hallar el remedio para tamaños males.”
Independientemente que hayan pasado unos cuantos años, no estamos tan lejos. Los españoles del norte, del sur del este y del oeste, y por ende de izquierdas y derechas, estamos siempre a la gresca para demostrar quien quiere más y mejor a nuestra amada y odiada españa. Y lo hacemos cual sevillano durante la semana santa, o como el golfo el 14 de febrero. Con la euforia del momento. Carpe diem, proverbio latino, que diría mi gran amigo y profesor de Latín en 2º de Bachiller, el Padre Don José Vicente, que fue Rector del Seminario de Corbán.
Visto que la cosa va de Italia, italianos y fascistas, que mejor que citar a Mussolini y su: “ Io voglio governare. E questo e il mio programma”. Entiendo la adrenalina que supone, para un ambicioso-avaricioso más bien- como Sánchez, gobernar. Y aquí también cabe señalar a Albert Rivera, quien hizo la vida del pollo. Engordó, para morir. Su ambición le hizo caer y su decencia dimitir. Ojalá siguieran su gran ejemplo. Pero no es ahí donde yo quiero llegar.
En la historia de España hay tantos ejemplos de nuestra lucha tribal interna, que posicionarse a pies juntillas por unos o por otros es un claro síntoma de estupidez, de hemiplejia moral que diría Ortega. Personas que, autodeterminándose dentro de la derecha o la izquierda políticamente hablando, son incapaces de pensar de una forma extensa, más allá de su ideología. La historia hay que conocerla y sobre todo aprender de ella. Para no repetirla.
Hablemos de historia pues. Y estos, ratones de biblioteca -y de cloaca- cierto que la conocen. Corría el año 1937 y Franco quería tomar el País Vasco. Para hacerla breve, y evitando entrar el cualquier detalle, trató de minar la moral de los republicanos lanzando 300 mil octavillas del tipo: “Bilbaínos: Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”.
Pues bien, hemos tenido al enemigo ya no solo cortando las barbas del vecino. Las barbas, los alveolos, los bronquios y los pulmones. Y lejos de brindarnos esa protección de la que tanto presumen, han preferido remojarnos las barbas, darnos la mascarilla -no de las protectoras- para ablandarlas y empezar la escabechina. Tanto tiempo con el fascismo en la boca, que al final se les ha impregnado el modus operandi.
Con la subida de Podemos al poder, muchos os alegrasteis. Pensabais que la verdadera democracia es aquella en la que cualquiera puede llegar al Gobierno. Y la verdad que no os faltaba razón.
Cualquiera puede gobernar.
Pero todo tiene un precio y, mientras tanto, hoy viernes 3 de abril a las 9:54, 110.238 personas contagiadas y 10.003 muertas dan prueba de ello.
Un blog de opinión personal como éste no relata hechos sino que se pronuncia sobre ellos, ya que me debo a mis pensamientos subjetivos influenciados por mis intereses y deseos. Pero esta vez no he creído necesario opinar porque los hechos, por sí solos y con perspectiva, acusan las actuaciones de este Gobierno.
Roberto Ruiz.
Pero todo tiene un precio y, mientras tanto, hoy viernes 3 de abril a las 9:54, 110.238 personas contagiadas y 10.003 muertas dan prueba de ello.
Un blog de opinión personal como éste no relata hechos sino que se pronuncia sobre ellos, ya que me debo a mis pensamientos subjetivos influenciados por mis intereses y deseos. Pero esta vez no he creído necesario opinar porque los hechos, por sí solos y con perspectiva, acusan las actuaciones de este Gobierno.
Roberto Ruiz.
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